Epicondolitis de codo


 

También llamado codo del tenista, consiste en una sobrecarga que produce una respuesta inflamatoria en el origen de la musculatura extensora del antebrazo a nivel de la cara lateral del codo, en el llamado epicóndilo del húmero. De ahí el termino epicondilitis.



Frecuente en actividades deportivas, como la practica del tenis, en la que se producen movimientos repetitivos de flexo-extensión y prono-supinación combinadas de muñeca y antebrazo. Es también frecuente en trabajadores manuales considerándose, en ocasiones, una enfermedad profesional

 


El mecanismo causal es la fuerte tracción ejercida por los potentes músculos extensores del antebrazo sobre una pequeña área de superficie ósea que representa el epicóndilo. En la mayoría de los casos es debido a movimientos repetitivos de estiramiento combinados con prono-supinación de antebrazo y muñeca. En otras ocasiones puede ser debido a un episodio de estiramiento de mayor entidad de origen traumático. Menos frecuentes son otros casos de origen reumatológico o metabólico.

Sus manifestaciones clínicas son dolor en la cara lateral del codo de comienzo generalmente insidioso y gradual, que se exacerba ante movimientos de estiramiento del antebrazo y extensión de la muñeca o al coger pesos. En ocasiones no es posible extender el codo del todo por dolor y sensación de tirantez en el aspecto extensor del antebrazo y el codo.

Se diagnostica mediante la historia clínica y la exploración física. Los pacientes presentan dolor a la palpación en el epicóndilo y origen de la masa muscular de los extensores del antebrazo. El dolor se exacerba a la extensión contra resistencia de la muñeca y de los dedos 2º y 3º. A menudo no es posible la extensión completa del antebrazo por sensación de tirantez en la cara lateral del codo

Normalmente no es necesaria la realización de pruebas complementarias. Las radiografías generalmente no muestran alteraciones. La R.M.N. muestra un aumento de la señal en el origen de la musculatura epicondílea por micro-desgarros de esta a ese nivel. Ocasionalmente puede aparecer un área de edema óseo en el epicóndilo.

El tratamiento con frecuencia se instaura de manera tardía, al no acudir el paciente al medico hasta transcurrido un tiempo desde el inicio del cuadro.
La primera y mas importante recomendación es evitar el estimulo que produjo la sobrecarga muscular en primera instancia. Esto a menudo no es posible debido a compromisos deportivos o laborales del paciente.

 

 


Se debe instaurar tratamiento anti-inflamatorio, con anti-inflamatorios orales 7 a 10 días. En ocasiones es útil la utilización de una cincha que se coloca en el antebrazo y que crea una sujeción sobre los músculos extensores, teóricamente así reduciendo la tensión de tracción sobre el origen de estos en el epicóndilo. En el mismo principio se fundamenta el Kineso-tapping. Consiste en la aplicación sobre la piel, de unas tiras adhesivas de color, de algodón muy elástico. La colocación de estas en sentido opuesto a la dirección de tracción de los músculos extensores del antebrazo, reduce la tensión de estos sobre el epicóndilo, mejorando así la sintomatología. Es recomendable la aplicación de un anti-inflamatorio local de manera tópica. En este sentido la pomada de Capsicaina (derivado de la guindilla) al 0,075% aplicada 3 veces al día en un periodo de hasta 5 semanas, ha demostrado ser de gran utilidad. Se debe combinar el tratamiento medico con la fisioterapia (estiramientos, masaje transverso profundo de Cyriax y ultrasonidos). De persistir la sintomatología, se recomienda la infiltración “in loco dolenti” de anestésico local con corticoide. El objetivo de esta es disminuir el grado de inflamación a nivel epicondíleo, con el consiguiente alivio del dolor. Se puede repetir la infiltración a criterio del facultativo.
De fracasar estas maniobras, esta recomendada la Terapia por Ondas de Choque Extra-corpóreas que consiste en disparar con un dispositivo especial, ondas de choque, a la zona inflamada provocando una reacción de fragmentación de los tejidos a ese nivel con una consiguiente cicatrización de estos, lo que conlleva el efecto analgésico deseado.
Excepcionalmente se puede plantear la inmovilización en escayola durante 3 semanas.

Por ultimo, en algunos casos, hay que recurrir a la cirugía. Hay distintas técnicas quirúrgicas. Fundamentalmente se trata de desinsertar la masa muscular del epicóndilo, creando una solución de continuidad entre el músculo y el hueso. Esto por una parte produce una elongación del músculo, que disminuiría la fuerza de tracción, y por otra induce la formación de tejido fibroso cicatricial a ese nivel consiguiéndose así eliminar el dolor. Se puede asociar o no con una elongación de los tendones extensores del antebrazo/dedos.

El pronóstico del codo de tenista depende en gran manera de la celeridad de instauración del tratamiento, pero sobretodo de la identificación y la evitación del agente causal.