Lesiones deportivas del tendón de aquiles


La lesión del tendón de Aquiles es una de las más frecuentes entre deportistas como corredores, futbolistas y también en la práctica del tenis. En concreto, la práctica del tenis plantea grandes exigencias al pie, a cuyo nivel se combinan movimientos de propulsión, de bloqueo y de pilotaje. En función de la naturaleza del suelo, estos movimientos son más o menos violentos. Únicamente la tierra batida permite un verdadero deslizamiento durante el juego.

A nivel del tendón de Aquiles se pueden producir varias patologías con la práctica deportiva, entre las cuales se encuentran la Tendinitis Aquilea (Inflamación del tendón), tendinosis (proceso crónico con degeneración del tendón), bursitis (inflamación de las bursas las cuales son bolsas serosas llenas de líquido que se encuentran entre los huesos y el tendón, ayudando a éste a deslizarse con mayor facilidad) y la más grave de todas, la ruptura aguda del tendón de Aquiles.

En el caso de la tendinitis Aquilea esta suele tener un inicio insidioso y lento, con dolor creciente en el curso de días o semanas, pero puede llegar a producir una incapacidad completa para la práctica de deportes. Esta se produce por fuerzas repetitivas que causan inflamación del tendón. El tenis no exige esfuerzos de frenada y arrancada de una gran intensidad, pero si es cierto que el número de veces que realizamos estos gestos, así como impulsiones para saltar y contracciones excéntricas de la musculatura posterior de la pantorrilla para contener el cuerpo en la caída, van a generar una gran sobrecarga en los grupos musculares implicados y su tendón común de inserción (el Aquiles) esta una situación global de sobre-utilización que puede derivar en una tendinitis.

Las lesiones en el tendón de Aquiles se pueden prevenir realizando un calentamiento adecuado antes de comenzar una práctica deportiva, tratar de buscar un calzado cómodo, ser constantes al realizar una actividad deportiva y tratar de hacer estiramientos diarios en este tendón.

La tendinitis aguda del tendón de Aquiles habitualmente se manifiesta como un dolor sordo en la región posterior del tobillo, que no permite la actividad física previa y que limita o impide actividades de la vida diaria como las escaleras, cuestas, conducción, etc. La palpación del tendón suele ser dolorosa.

La cronificación de este proceso, habitualmente tras más de tres meses de evolución, da lugar a una degeneración del tendón (tendinosis), con formación de nódulos fibrosos en el interior del tendón que pueden palparse.

El tratamiento en la fase aguda se inicia con el cese de la actividad deportiva de forma temporal, así como la aplicación de frío local, analgésico y anti-inflamatorio. Se puede reducir la tensión sobre el tendón colocando una cuña elevadora en el calzado.

Una vez a desaparecida la inflamación y si no aparecen molestias al realizar gestos de flexión plantar, se puede iniciar el periodo de recuperación activa, combinando trabajos de elongación con tonificación de los grupos musculares de la zona afectada, mediante estiramiento de Aquiles e isquiotibiales tan pronto como esta maniobra no produzca dolor. El tratamiento rehabilitador y terapia física pueden por tanto aliviar los síntomas.

En el caso de la cronificación del cuadro clínico con degeneración del tendón con formación de nódulos fibrosos, puede ser necesario recurrir al tratamiento quirúrgico. El objetivo de este tratamiento es eliminar ese tejido fibroso poco vascularizado, y permitir el crecimiento de un tejido sano no doloroso y con buen riego sanguíneo que sustituya al tejido enfermo.

La forma más grave de lesión del tendón de Aquiles es la ruptura aguda. El deportista afirma “haber recibido un golpe, patada o pelotazo” durante la práctica deportiva. No hay traumatismo directo. El deportista cae de inmediato, pero puede incorporarse de inmediato e inclusive caminar (aunque le es imposible caminar de puntas).

Aunque una Ecografia o una RNM puede evidenciar la ruptura tendinosa, el diagnóstico es clínico, siendo necesaria únicamente una exploración física para llegar al diagnóstico de certeza.

Aunque se puede indicar un tratamiento ortopédico mediante inmovilización con yeso en equino, con cambios seriados del yeso corrigiendo la posición del tobillo, este se reserva a pacientes de edad con pocas demandas físicas.

Actualmente el tratamiento, en especial en el deportista, es quirúrgico y consiste en la sutura directa del tendón. Este tratamiento ha demostrado un menor índice de re-roturas comparándolo con el tratamiento conservador.

Existen varias técnicas quirúrgicas que se pueden realizar:

Desde la sutura abierta completa, con abordajes amplios del tendón de Aquiles y sutura directa, hasta la sutura percutánea, sin abrir la piel. En el primer caso, el amplio abordaje quirúrgico puede tener complicaciones como son las adherencias del tendón y una mayor tasa de problemas cutáneos como infecciones y dehiscencias de la herida. En el caso de la sutura percutánea, no existe una visión directa de la reparación, no pudiendo verificar de esta forma el correcto afrontamiento de los bordes del tendón. Es por ello que desde hace un tiempo en nuestro Servicio estamos utilizando un sistema de sutura mínimamente invasivas que permite (a través de una incisión de 2-3 cm) el control visual directo de la reparación del tendón, así como la introducción percutánea de las suturas. Los tejidos blandos que rodean el tendón son de esta manera respetados, evitando así las complicaciones, como son las adherencias del tendón, que como hemos comentado, con frecuentes aparecen en el caso de la sutura abierta tradicional. Es un sistema que permite además acortar el tiempo de intervención en comparación con la sutura abierta tradicional, disminuyendo de esta forma las complicaciones.